El jamón, como todo producto de calidad, necesita de unas pequeñas nociones que nos permitirán disfrutarlo de una manera mucho más especial. Junto al tipo de corte, su manera de conservación y otros factores, hay uno del que no se habla mucho, pero hay que considerarlo muy importante y necesario. Al igual que el vino, la temperatura es uno de los aspectos más importantes a la hora de disfrutar de un jamón ibérico, ya que nos permitirá saborear y disfrutar de todas sus peculiaridades. Con la temperatura adecuada los sabores y olores aumentan, entre otros motivos por la fusión de la grasa.
Los cuidados y la presentación del jamón, tiene muchas similitudes con el también apasionante mundo del vino. Los sentidos que más participan en el disfrute de un ibérico, son el gusto y el olfato, para lo que será necesario consumir la pieza a temperatura idónea.
Se habla mucho de cuál es la mejor temperatura de consumo y nuestros productos 100% ibéricos, consideramos que deben tomarse a una que debe estar entre los 20º y 24º grados. Y ¿por qué a esa temperatura?.
Por debajo de los 20 grados entendemos que se perderán gran parte de los aromas y los sabores y la grasa no de fundirá, por lo que no podremos disfrutar en todo su esplendor del jamó ibérico.
Por encima de los 24º que nosotros recomendamos, el calor hace que la grasa empiece a desaparecer, por lo que se van perdiendo sus características y deja de ser un bocado privilegiado.
Por último te recomendamos que el jamón siempre esté a una temperatura determinada y así se podrá conservar mejor y disfrutar de sus sabores.
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